Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
La original invención se encuentra en el contexto de Jardín Florido del Excelentísimo Señor Conde de Monterrey, de Juan Silvestre Gómez, editado en Madrid en 1640 y dedicado al VI titular, Manuel de Zúñiga. Del autor solo se sabe lo que se deduce de la obra: que era bachiller y clérigo, favorecido cuando el conde fue virrey de Nápoles. No hay retratos. Del conde, en cambio, hay muchísima documentación y numerosísimas representaciones, la una por su importancia histórica, y las otras, tal vez, por algún vanidoso complejo suyo de estatura.
Manuel de Zúñiga en la Purísima de Salamanca.
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Rompe una
altisonante estrofa en elogio del apellido, seguida de otras con mención al
escudo y a las principales ramas de la Casa de Zúñiga:
"Suene mi voz con metros más pomposos -y celebre los Zúñiga famosos -que pisando los globos de zafiros -de los celestes giros -en láminas de estrellas resplandecen -y en templos de la Fama permanecen.
Sus armas son en campo plateado -con dorada cadena circundado -banda negra, mostrando a su nobleza -en el campo limpieza, -en la banda primor y a su decoro -grande poder en la cadena de oro.
Gozan de este blasón esclarecido -sin temer los imperios del olvido -con los duques de Béjar, Peñaranda, -los condes de Miranda -y asimismo la estirpe generosa -de Monterrey, de Nieva y de Pedrosa."