10 de octubre de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (6ª parte y final)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, 2009.

El clan artístico de los Pérez Monroy

            Tomás Pérez Monroy forma parte de una saga de artistas que al menos se remonta a su bisabuelo. Éste se llamaba Diego Pérez Monroy y era de oficio pintor con taller abierto también en la ciudad del Tormes. A través de su testamento redactado en 1708 [1], sabemos que contrajo dos veces matrimonio, y de su primera mujer, Águeda Fernández, tuvo dos hijos, Antonio y Ramón. En el catastro del marqués de la Ensenada, realizado en 1753 [2], Antonio es citado como oficial ensamblador y Ramón, abuelo de Tomás, como maestro carpintero

 Retablo mayor de la iglesia de Navacarros (Salamanca) de Agustín Pérez Monroy

         Su padre fue Agustín Pérez Monroy, un importante ensamblador y tallista salmantino de la segunda mitad del siglo XVIII. Junto a Miguel Martínez de la Quintana [3] y Manuel Vicente del Castillo [4] divulga el tipo característico de retablo rococó salmantino por toda la provincia de Salamanca y limítrofes (Zamora, Ávila, Cáceres). Las primeras obras de Tomás son idénticas a las del padre, hasta que la necesidad de adecuarse a la nueva estética neoclásica le obliga a irse distanciando de lo aprendido durante su formación, presumiblemente junto a su progenitor. Realmente es complicado poder evidenciar a simple vista diferencias entre la obra de los cuatro maestros citados. A fin de cuentas, todos hacen suyo un diseño que crea el arquitecto Andrés García de Quiñones hacia 1760 para dos retablos colaterales de la iglesia del Colegio Real de la Compañía de Jesús de Salamanca, materializados finalmente por Agustín Pérez Monroy [5].


            En el catastro del marqués de la Ensenada [6] se nos desvela que Agustín Pérez Monroy tenía 39 años y estaba casado con Josefa Velázquez. Tenían cinco hijos: Ramón, José, Manuela, Bernarda y Tomás, nuestro artista, que por entonces tenía cuatro años. Primas de Agustín eran María Teresa y Antonia Pérez Monroy, casada la primera con el escultor Gregorio Carnicero [7], hijo del insigne imaginero salmantino Alejandro Carnicero

 Retablo de La Cabeza de Béjar (Salamanca)

Un Ramón Pérez Monroy, seguramente no su abuelo sino su hermano mayor, crea sobre 1765-1766 un dibujo de la imagen de Nuestra Señora del Castañar para su cofradía [8]. Su presencia en esta documentación hace sospechar a la profesora Emilia Montaner que pudiera ser el autor de las cuatro pequeñas pinturas con temas de la Virgen, seguramente adquiridas entre 1767 y 1773, y colocadas en las enjutas del camarín [9]. A fin de cuentas, los marcos arrocallados de las mismas los hizo Agustín Pérez Monroy [10].

            De los Pérez Monroy, el de mayor fama fue Agustín. A él se debe el retablo-baldaquino del convento de las Bernardas de Salamanca, compendio de su arte, o los encargos que cumplió para la parroquia de Navacarros, entre ellas su retablo mayor [11]. De su mano también pudieron salir otros retablos rococó de nuestra comarca. Muy relacionado estilísticamente con el mayor de Navacarros, está el de la iglesia de La Cabeza de Béjar.


[1] MONTANER LÓPEZ, E.: La pintura barroca... ob. cit., p. 101.
[2] Archivo Provincial de Salamanca: C.M.E. 2055, f. 248 vº y 272.
[3] Sobre este artista ver NIETO GONZÁLEZ, J. R. y PAREDES GIRALTO, C.: “Contribución al estudio del retablista Miguel Martínez (1700-c. 1783)”, en Cuadernos abulenses, nº 8, Ávila, 1987, pp. 93-113.
[4] Sobre este artista ver GÓMEZ GONZÁLEZ, Mª V.: Retablos Barrocos… ob. cit., pp. 171-174.
[5] RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso. “El retablo barroco en Salamanca: materiales, formas, tipología, en Estudios sobre arquitectura… ob. cit., pp. 268-269
[6] Archivo Provincial de Salamanca: C.M.E. 2055, f. 264-264 vº.
[7] Agradezco este dato a Virginia Albarrán Martín, investigadora que está concluyendo su tesis doctoral sobre el escultor salmantino Alejandro Carnicero. El profesor Rodríguez G. de Ceballos apuntó sin embargo que Gregorio Carnicero y Agustín Pérez Monroy eran cuñados (RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso. Estudios del barroco salmantino. El Colegio Real de la Compañía de Jesús de Salamanca (1617-1779), (3ª ed.), Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, 2005, p. 120).
[8] Archivo Parroquial de San Juan de Béjar. Libro de la Cofradía de la Virgen del Castañar 1708- 1863, f. 175 vº.
[9] MONTANER LÓPEZ, E.: La pintura barroca... ob. cit., p. 146.
[10] Archivo Parroquial de San Juan de Béjar. Libro de la Cofradía de la Virgen del Castañar 1708- 1863, f. 197.
[11] Sobre la obra de este artista en Navacarros, ver DOMÍNGUEZ BLANCA, R. y CASCÓN MATAS, C.: “El proceso constructivo…”, ob. cit., pp. 74-78.

11 comentarios:

  1. Mi querida Carmen, ya he regresado, aunque sigo delicada, pero con un pequeño respiro.
    Son preciosos ambos retablos, son verdaderas joyas de Salamanca.
    Gracias
    Un gran abrazo

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  2. Nunca se valorarán lo suficiente obras de este calibre, tanto por lo que tienen de valor artístico, como por todo el volumen de preparación previa que conllevan, coste económico y trabajo desarrollado.
    Saludos.

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  3. Son preciosos esos retablos y me alegro de haberlos vistos ya que estos lugares no los he visitado.

    Besos

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  4. En general todos los retablos son preciosos, pero estos después de tus explicaciones los valoro mucho más.
    Un abrazo

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  5. Esa fotografía de la iglesia de Navacarros tiene el encuadre justo para mostrarme y recordarme cuál es el lugar que la tradición otorga a mi familia pues, allí, al parecer, están enterrados mis ancestros más remotos.
    Un abrazo,

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  6. Bonitos ambos retablos y al parecer esa saga de artistas fue mas larga que la de los Berruguete de Paredes de Nava en Palencia, que tan solo fueron tres Pedro (Abuelo), Alonso (hijo) e Inocencio (nieto del primero).

    Saludos.

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  7. Unos retablos de gran valor Carmen, que pasan desapercibio muchas veces.

    Besos

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  8. Son piezas que encierran y se trabajan muchas técnicas que por desgracia se están perdiendo:no por el tiempo que requiere; sino por lo costosas que son, por eso si tienen la suerte de poder conservarse es una gozada contemplarlas.

    Un beso feliz semana

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  9. Cuántas veces contemplando una de estas obras nos habremos preguntado por su autor, por cómo aprendió el oficio y de dónde vendría. Es tema para una buena novela.

    Saludos.

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  10. Tanto el retablo de Navacarros como el de La Cabeza de Béjar son muy hermosos. Gracias por compartir tanta historia Carmen.

    Un abrazo y feliz fin de semana.

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  11. Gracias por esta entrada Roberto y Carmen. Y pido perdón por no conocerlo. Pero los visitaré.
    Besos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.